Cansado y confundido Capitulo 10

Nunca pensé que un tío se pudiera cansar de estar cada día con una, pero al parecer así es. A lo mejor solo estaba cansado de estar con tías que me querían por interés, varias “amigas” habían dejado de dar señales de vida, o como Claudia, que llevaba un tiempo sin verla, concretamente desde que me robaron la moto. Sí mi querida susi fue separada forzosamente de mi y aun no he superado su ausencia. No digo que de repente me estuviera planteando sentar la cabeza, buscar novia ni nada por el estilo, simplemente que llegó un punto en el que me miré al espejo y vi que mi vida era una monotonía y que no iba a ningún lado.
Tal vez Jenny tuviera algo que ver en ese pensamiento, a lo mejor me había marcado mas de lo que yo pensaba, quizás simplemente necesitaba tomarme un tiempo para mi solo y aclarar las ideas, la verdad es que no sabía muy bien que hacer ahora. Así que opté por dejar de llamar a todas mis amigas, decidí que me concentraría en mis proyectos profesionales, en mis amigos, en disfrutar realizando las actividades que mas me gustan, pero sin pensar en el sexo, si alguna de esas amigas me quería llamar, pues lo mismo quedaba con ella, pero vamos, que no iba a estar pendiente de esos aspectos.
En cuanto se acabaron mis vacaciones, volví a la rutina del trabajo nocturno, trabajando un día si un día no, pero cosas del destino, tuve un accidente de coche, nada serio un simple despiste de un viejecito, que se salto un ceda al paso y me machaqué un poco las costillas, lo que me supuso una baja de casi tres meses (no sabéis lo que puede llegar a doler unas costillas jodidas, y mira que me he roto huesos) así que volvía disponer de tiempo libre y sin ganas de hacer nada, mi vida se convirtió en una rutina aplastante, quedaba con los colegas a diario en la calle, para tomar cervezas y en casa pasaba las horas viendo películas ó chateando por Internet. Pensareis que era bastante aburrido y seguramente acertéis, pero se puede considerar como un periodo de de letargo, como la hibernación de los osos, se aproximaba mi invierno y estaba bajo de ánimo.

Lo que me despertó fue el tener que empezar a organizar mi cumpleaños, ya que es el 17 de noviembre y la fecha estaba próxima, el primer inconveniente que tenía era decidir a quien de mis “amigas” invitaba. Sí, se que he dicho que iba a pasar del sexo, pero seamos sinceros, el día de mi cumple quería darme alguna alegría para el cuerpo. Así que invité a mis amigos más cercanos, pretendía que fueran pocas personas, algo íntimo, ir a cenar a un restaurante del centro de Madrid, y luego irnos de fiesta a alguna discoteca. Opté por invitar a Jenny como amiga, sin segundas intenciones, dado que no creía que consiguiera nada con ella y a Claudia como mi acompañante, que aunque ya no tenía moto quería ver si solo me quería por eso y en el caso de que viniera sabía que con ella no tendría ningún problema para acabar teniendo esa “alegría”. Elegí para cenar el Mesón de la Tortilla, restaurante situado en la plaza mayor, con un menú muy reducido, pero todo riquísimo y de primera calidad. Para los bailes se me ocurrió ir a la Joy Eslava, que estaba relativamente cerca y que tiene muy buen ambiente. Llego el día y me dispuse para pasar una noche a lo grande, disfrutando del momento, sin pensar en relaciones, ni agobios, vamos simplemente divertirme.

En el restaurante nos echamos unas risas, puede que el vino que entraba a espuertas tuviera algo que ver, no paramos de comer y reír. Éramos pocos, pero los justos para pasar una amena cena, con Claudia (que al final vino) me comportaba como siempre algún besito espontáneo pero poco más, ella ya conocía a unos cuantos amigos míos de otras veces, así que charlaba con ellos animadamente. Más tarde en la discoteca lo dimos todo, la verdad es que con Claudia siempre es así, le gusta muchísimo bailar, y lo hace sin ninguna vergüenza, además de que sabe moverse, y eso me da pie a no parar en la pista. Lo único que fallo fue que Jenny no vino, a última hora se rajo. Seguramente por eso me quede un poco como vacío.

No digo que estuviera enamorado de ella, a fin de cuentas éramos solo amigos, pero yo seguía con el pensamiento de que tal vez pudiera haber sido algo mas, a lo mejor solamente era por esa sensación que me rondaba últimamente, de que estar cada día con una no llevaba a buen puerto, tal vez solo buscaba cierta estabilidad emocional, quizás ya había llegado el momento de sentar la cabeza de nuevo y mi subconsciente me decía que podía ser con Jenny. Pero creo que no, que simplemente era que me molestaba ser remplazado, me irritaba no tenerla comiendo de mi mano, me atraía la dificultad de conquistarla, me excitaba el reto de que fuera mía.

Amanece un nuevo día, el sol me ciega al colarse por la ventana del cuarto de Claudia, no la veo, pero la oigo en el piso de debajo de su Loft, preparándose algo de desayuno, al final la noche no fue tan mala, las sabanas estaban tiradas en el suelo, prueba de que fue bastante salvaje, aunque con Claudia siempre es así. Me levanto y me dirijo a la ducha. En cuanto entro y dejo que el agua casi ardiendo me erice la piel, se abre la mampara y veo a Claudia, vestida tan solo con la parte de arriba de su pijama y un tanguita rosa, la camiseta le llega casi por las rodillas, se la saca de un movimiento se baja el tanga y se mete en la ducha conmigo.

-Si que acabaste cansado, llevo más de una hora despierta, estaba a punto de despertarte.
-Pues haberlo hecho, que sabes que si es para esto no me importa- dije con una sonrisa en mi rostro.
-¿Y que es esto?, que yo solo me voy a dar una ducha.- Añadió mientras me daba la espalda.
-¿A si? Vale pues tu date solo tu ducha, que yo solo miro- y acto seguido me hice a un lado apoye mi codo en la pared y me dispuse a contemplar el cuerpo de Claudia siendo acariciado por cada gota de agua.

Ella agarro una esponja, se giró y se empezó a acariciar el cuerpo lentamente, llenándose de jabón cada poro de piel, lo hacia mirándome fijamente a los ojos, sin perder el contacto en ningún momento, se enjabonó la cintura, el pecho, el cuello y todo lo hacia de la forma más sensual que yo había visto en mi vida, solo perdió de vista mis ojos para bajar su mirada hasta mi entrepierna, se puso igual de contenta de lo que estaba yo en ese momento, al descubrir que su enjabonado me estaba gustando, entonces se dio la vuelta puso su culo en pompa y se empezó a enjabonar por dentro de las piernas, yo veía como la esponja asomaba desde abajo para volver a perderla de vista segundos después, a los pocos segundos se veía claramente que había dejado de enjabonarse para pasar a darse placer directamente y para mi eso fue una invitación tan clara como si hubiera recibido una postal. Así que sin previo a viso me acerque e introduje mi mano entre sus piernas, le quité la esponja y continué yo

-Trae deja que te ayude que estás en una posición algo difícil

Ella giró la cara me sonrió y me dejó hacer, la estuve “enjabonando” durante unos minutos hasta que me cansé de la esponja y opté por usar mis manos directamente, Claudia se tuvo que agarras a un especie de toallero que había dentro de la ducha, cuando por culpa de mis incansables dedos alcanzo el orgasmo, sin tener tiempo a recuperarse, se dio la vuelta se arrodilló y me devolvió el favor, era increíble la mezcla de sensaciones, por un lado el inmenso placer que me daba ella, por otro la sensación del agua recorriendo mi cuerpo y haciendo que la piel se me erice, el olor a jabón en el ambiente, el vapor que producía el agua y que hacia que por momentos fuera más difícil ver, era todo muy erótico, tanto que tarde bastante poco en empezar a resoplar y sentir que perdía las fuerzas de mis piernas, por culpa de los movimientos perfectos que hacia Claudia con sus labios y lengua, el agua caliente recorría todo mi miembro cuando ella se alejaba y instantes después notaba la humedad de su boca. Segundos después de los primeros temblores de piernas, señal inequívoca que anunciaba el placentero final te tan deliciosa e intensa ducha, alcancé el orgasmo y me sumergí en el durante unos segundos, que se me hicieron eternos, en parte por Claudia, que alargo el momento todo lo que pudo, no dejándome de lamer ni de besar en ningún momento hasta que perdí toda la vigorosidad. Y tuve que concentrarme en no desplomarme ahí mismo, por la falta de fuerzas. Salí de la ducha y me dirigí al dormitorio para vestirme. Cuando me estoy poniendo la ropa interior sale Claudia de la ducha chorreando y me dice.

- No se te ocurrirá vestirte aun, ¿verdad?

La miro con cara picarona, me tumbo en la cama y espero a que acabe de ducharse, busco en su mesilla, en el cajón que se que guarda los preservativos, y me digo a mi mismo, que no se me ocurre mejor manera de empezar el día.

Me visto y me despido de Claudia, seguramente es un adiós definitivo y en ese momento aun no lo sé, dado que pasados unos días me comunica que ha vuelto con su ex y que se va a vivir de nuevo con él.
Voy directo para mi casa, cuando llego me conecto a Internet y empiezo a subir las fotos de la fiesta de mi cumpleaños al Facebook, Por cierto, no os pasa a vosotros, que tras un noche de fiesta, ves las fotos al día siguiente, y se te pone cara de susto, en plan, ¿yo hice eso? ¿Cuándo bese a esa chica? ¿No os pasa? Umm bueno tal vez debería dejar de beber tanto. Aproveché y comente la jugada por el Messenger con los amigos, me preguntan si al final me fui con Claudia. Tras confirmarlo me preguntan si voy en serio con esta chica, a lo que lo niego rotundamente, eso me hace pensar en ¿que quiero hacer?, no sé si soy el único, que de repente se tira en su cama se pone las manos en la cabeza, y empieza a pensar en su vida. Yo la verdad es que lo hago bastante a menudo, no solo en materia de trabajo, hogar, y esas cosas, sino también en temas de amor. Me empiezo a plantear que quiero hacer, se supone que ya había descubierto que mi vida de golfería no me llevaba a ningún lado, pero entonces que tengo que hacer, ¿echarme novia así por las buenas?
Empecé a repasar mentalmente a las chicas que conocía y con las que podía tener algo, y mi descubrimiento me puso bastante triste, ninguna reunía el perfil, no porque yo fuera muy exigente ni nada por el estilo, simplemente porque vi que no eran chicas para tener una relación, mas allá de una noche. Son chicas para follar y punto, si, puede sonar duro o mal, pero como considerar a unas chicas que conoces en un garito, acabas en su casa, o que simplemente se fijan en ti por tu moto, pues no se vosotros pero yo mas de un polvo o tal vez varios, no las veo.

Descubrí que estaba solo, tenía a mis amigos, claro está, pero cuando te pones a ver una película en tu casa, de esas que tienen un final feliz, como solo puede haber en Hollywood, con los ojos rojos por la emoción y algo llorosos, sacas tu móvil para decir a esa persona, te quiero, y descubres que no tienes a quien llamar, empiezas a plantearte las cosas.

Tras analizar a todas mis amistades, llegue a la conclusión de que tenia que buscar algo más que un buen físico, tenía que dejar de pensar con la polla a la hora de conocer tías y empezar a pensar con el corazón. Si a veces me pongo romántico.
Se aproximaba nochevieja y no tenía planes, tampoco sabía si iba a trabajar o no, dado que no sabia cuando me darían el alta por las costillas. Pero lo que si tenía clarísimo es que si alguna de esas amigas me invitaba a pasar esa noche vieja con ella, la iba a mandar a paseo. Para mí es una fecha señalada, para estar con los amigos o con alguien a quien quieres, no con alguien que solo te tiras de vez en cuando. Esa noche al final me tocaba trabajarla, porque me dieron el alta de las costillas, un par de semanas antes, el problema es que dos días antes de noche vieja, me invitaron a una RAVE en mitad del campo y como hacía un frió de pelotas, me pille un constipado importante, que derivó en una pulmonía y me supuso quedarme en casa en la noche mas señalada del año, cosa que por otro lado no hizo especial gracia a mis compañeros del hospital.

Supongo que el hecho de estar en casa encerrado tantos días, tener tanto tiempo para pensar y verme todas esas películas que echan por la tele en estas fechas, todas de amor, de espíritu navideño, y todas, todas absolutamente todas, con final feliz, me hacía ponerme mas triste, sentirme mas solo. Me tiraba todo el día tirado en el sofá, con una manta, viendo las horas pasar. Si al menos tuviera alguien a quien llamar.
Al final llegué a esa conclusión que me rondaba por la cabeza como acertada, desde hacía unos días. Quería echarme novia, pero se me planteaba un problema muy serio. Tenía miedo, si, lo reconozco, estaba aterrado a que me volvieran a hacer daño. ¿Eso quiere decir que por mi ruptura con Ziannia, me había comportado así con las chicas?, tal vez, o tal vez estaba en mi naturaleza, es algo que no me preocupaba en exceso en aquel momento, ahora me concentraba en que no quería estar solo, pero tampoco quería abrir mi corazón.

Cuando me quedé libre, me dí cuenta de una cosa, que era normal que ahora rechazara al amor, que durante mi vida me volverían a hacer daño y que iría aprendiendo de los errores. Fue un razonamiento al que llegué por la simple observación, no porque yo sea un pensador. Viendo las relaciones de mis allegados, de diferentes edades, y viendo como acaban y empezaban nuevas relaciones, llegue a una conclusión
Cuando se es adolescente y se quiere a alguien, uno lo da todo, abre las puertas de su corazón de par en par, sin esperar nada a cambio, tras el primer desamor, cuando esa persona a la que amabas por encima de todo te hace daño y te deja ó cuando se acaba porque descubres que no es lo que querías de verdad, esas puertas de tu corazón se entornan un poquito, así que, en la siguiente relación ya no lo das todo, y esperas recibir algo, esperas ser correspondido, a medida que vas teniendo relaciones y desamores, tus puertas cada vez están mas cerradas, hasta tal punto que cuando alguien quiere atravesarlas, tiene que esforzarse mucho, demostrar que es merecedor de ello, que no te va a hacer daño, e incluso algunas personas se protegen tanto que hasta que no reciben algo no empiezan a dar.
Pues digamos que mi corazón tras mi ruptura, cerró las puertas a cal y canto, incluso echo el cerrojo y la atrancó. Vamos que cruzar esa puerta era más difícil que asaltar un banco.

Eso me planteaba el problema de no saber si iba a ser capaz de mostrar mis sentimientos a alguna chica, mis amigos y amigas íntimas me decían, que cuando conociera a la persona indicada lo haría, pero yo no estoy tan seguro de eso. No es solo cuestión de mostrar lo que sientes, si no de trasmitir lo que sientes, si esa chica no nota que me gusta por encima de la atracción física, si no siente que quiero tener algo con ella, tampoco me va a mostrar sus sentimientos, y cuanto más pensaba en ello más seguro estaba de que el miedo al dolor me iba a impulsar a continuar con mi estilo de vida. De el que ya estaba más que cansado.

Deduciréis que no tiene mucho sentido lo que digo, pero eso es exactamente lo que yo pienso del amor, te hace hacer cosas sin sentido y te hace sentirte confundido, diferente, vivo. No puedo plasmar todo lo que me rondaba la cabeza porque son pensamientos e ideas entrelazados, que se contradicen los unos a los otros, en pocas palabras estaba cansado y confundido.


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