Victima ó culpable Capitulo 4

La cuarta infidelidad, pasó bastante más tarde, así que no haremos hincapié en ella por ahora, dejémoslo en suspense, quiero que primero me conozcáis un poco mejor, por el momento solo sabéis que puedo llegar a ser un poco carbón, pero deseo mostraros qué me impulsó a llegar a serlo. Nadie nace malo, se hace así mismo.

Aunque ahora os cueste creerme (¡ah! No, que eso ya lo tenemos hablado) al principio de mi relación me gustaba mucho Ziannia y era feliz, pensareis que tengo una forma muy peculiar de demostrarlo, poniéndole los cuernos. Pero darme una oportunidad para que me explique.

Recordar que cuando me dejó, me empecé a plantear si de verdad la había querido ó si solo era estabilidad, bueno tal vez esa estabilidad fue lo que me atrajo. Dado que si ahora puedo parecer un golfo, ni os imagináis como era antes de salir con ella…
El caso, es que en los primero meses de relación, yo solo tenía ojos para ella, era muy atento, la recogía siempre en su casa e incluso si podía pasaba a primera hora, para llevarla al instituto. Había encontrado mi media naranja, bueno mi gajito de naranja como me gustaba llamarla, dado que es muy bajita 1,57 escaso. Ya no quería saber nada del resto de tías, no digo que estuviera pensando en matrimonio, celebración que por otro lado no comparto. Pero si, que era consciente de que me gustaba muchísimo y veía que podía cuajar la cosa. Ella reunía las facetas mas importantes para que yo sentara la cabeza, la primera era que tenía mucho genio ó poseía carácter fuerte como prefiráis decirlo, y eso para mi es bueno, por que necesito que tengan mano dura conmigo, sinó me descontrolo y se va todo al traste. Sí un calzonazos en potencia, que le vamos a hacer. La segunda, es que tenía muy buen cuerpo, además que parecía que todo lo que no le había crecido el cuerpo en altura, le había crecido en el pecho, porque madre de dios, a día de hoy aun no he conocido a ninguna chica, con un pecho mas grande, bonito y bien puesto, que el suyo. (Natural obvinamente) y tercero, no le importaba lo que hablaran de mi… esto es merecedor de mención.

Cuando yo la conocí salía con un colega mío Alfredo, pero la cosa no funciono y duraron muy poco. La segunda vez que la ví, fue en un botellón y había pasado cerca de un año, pero me seguía acordando de su nombre, merito doble, ya que tengo una pésima memoria para los nombres y el suyo no es precisamente corriente.

Ese día yo estaba en el botellón con la que luego descubriría que era su mejor amiga Isabel. Estábamos charlando y la pregunte si esa chica que acaba de llegar era Ziannia. Me dijo que si, y ¿Qué porque preguntaba? Curiosidad fue toda mi respuesta. Ya puestos a ser curiosos indague en si el chico que la acompañaba era su novio. Y su respuesta fue: que su novio aun no, aunque mas tarde averiguaría si había pasado algo cuando la llamara a su casa. Ahí me entere que eran muy amigas y se llamaban todos los días.

Al ir haciéndose tarde decidí acompañar a Isabel a su casa, ella vive cerca de nuestro barrio pero era necesario usar el autobús, ya que yo había bebido y no podía conducir la moto, no era por intentar nada, simplemente me pareció de buen caballero después de llevar mas de dos horas hablando con ella acompañarla a su casa, además era tarde y puede ser peligroso para una chica. No me toméis por machista, también lo puede ser para un chico, pero a una tía pueden hacerle cosas peores que atracarlas. Le comente a Isabel que yo debería haberme metido en la cama bastante más pronto, qué mañana íbamos unos cuantos a patinar y yo iba a estar reventado. Ella se partió y me dijo que no había nada mejor para la resaca que un poco de deporte.

A la mañana siguiente me sorprendió que cuando llegue al parque estaban tanto Isabel como Ziannia. Me ilusione un poco al saber que mis preguntas “curiosas” habían causado efecto, no esperaba que Isa le hablara a Ziannia de mí, pero bueno si estaba aquí era bueno, ¿no? Que equivocado estaba…
Bueno pues visto que tenía la oportunidad de entablar conversación con Ziannia y que estaba destrozado por la falta de sueño decidí que iba a patinar su padre. Me dedique toda la mañana a tirarle los trastos a esa colombiana que me había entrado por los ojos.

Ella no parecía muy interesada en mi, pero creerme que puedo ser muy persistente, al principio se notaba que respondía solo por mera educación, yo lo asocie a la vergüenza aunque mas tarde me enteraría por que, poco a poco la fui haciendo entrar en mi juego, digamos que se iba animando, tan bien me fue en mi empresa, que al final nos apartamos del grupo para hablar mas tranquilos, aunque la verdad era para evitar a algunos colegas, que estaban haciéndome burla detrás de mi al verme ligar.(Si ten amigos para esto…)

Al acercarse la hora de comer Ziannia me dijo que tenía que comer en casa de sus tíos, los cuales vivían por la zona en la que estábamos, así que como buen caballero que soy dije que la acompañaba y que luego me volvería yo patinando. Esta vez si que tenía otras intenciones. Llegamos hasta a la urbanización indicada y no veía el momento de despedirme, pretendía besarla en el momento del adiós, pero no sé algo me dijo que me rechazaría y no estoy acostumbrado a eso, no quiero decir que sea irresistible y que ninguna me diga que no, simplemente que suelo “atacar” solo cuando estoy seguro de poder “matar a la presa” como todo buen “cazador” así que opte por una maniobra evasiva y me despedí con dos besos.

Esa misma noche intercambiamos algunos mensajes de móvil, no recuerdo exactamente cuantos, pero si recuerdo que cuando le escribí te mando un besito a modo de despedida me contestó que: el beso no me lo mandes, dámelo. Dejando claro ese concepto, quedé con ella a la hora del recreo en el instituto, por aquel entonces yo trabajaba en turno de noche así que, no tenía problemas de horario. En cuanto la vi salir noté como me temblaban las piernas, ¿acaso tenía miedo yo de una chica? No eso no podía ser, fijo que eran calambres por el exceso de ejercicio, si sería eso.

Nos saludamos y le pregunté sobre el mensaje, que donde quería el beso, me respondió que donde quisiera. Le dije que lo pensaría mientras hablábamos. En ese momento salió Isabel y la salude, me correspondió pero paso como de la mierda de Ziannia.

-¿Qué os pasa? ¿Estáis enfadadas?- pregunte muy intrigado
- Yo no, es ella, que esta enfadada conmigo por que…bueno en verdad no puedo decírtelo.
-Umm pues ahora vas a tener que hacerlo porque no me puedes dejar así.
-Vale pero prométeme que no se lo dirás,
-OK
-Bueno pues que ella esta enfadada, porque cree que ayer tu y yo nos liamos.
- Y que más le da…
-Joder hijo, ¿a ti hay que explicártelo todo? Que tú le gustas.
-¿Yo?
- Si me dijo que el otro día la acompañaste a su casa después del botellón y que te portaste genial, que pensó que te lanzarías al llegar a su portal (mal encaminada no iba, solo confundida de chica) pero pensó que no lo hiciste porque ella iba algo bebida y no te querías aprovechar, que piensa que eres todo un caballero de los que no quedan.

-Entonces porque viniste tu ayer a la pista de patinaje.
-Pues porque ella me pidió que la acompañara, porque le daba vergüenza ir sola.
-Dios, ¿y no te hablo de lo que yo la pregunte?
-No, ¿el que la preguntaste?
-El día del botellón le pregunte sobre ti, sobre, ¿si el chico que te acompañaba era tu novio?
-A si, de eso si me habló, me dijo que me conocías, y me preguntó ¿que de que te conocía yo? Le conté que te había visto una vez cuando salía con Alfredo.
-Joder pues pensé que estaba claro que la que me gustabas eras tú.
-Pues ahora esa enfadada conmigo por eso, por que dice que ya me vale, que ella te había visto primero que le gustabas.
-Bueno pues si esta enfadada contigo sin motivo, démosle un motivo de verdad- la dije mientras me incline para besarla, a lo cual fui correspondido.




Desde ese primer beso ya había pasado tres días y estábamos en un parque sentados, yo la abracé y sentí algo qué jamás pensé que pudiera sentir. Fue como si el tiempo se parara, la tenía fuertemente cogida y casi podía notar como nuestros corazones latían al mismo tiempo, se que suena muy a película, pero ya hemos hablado de la sinceridad entre nosotros ¿no? Es mas casi no puedo recordarlo sin que se me humedezcan los ojos, no por lo que he perdido, si no porque no he vuelto a sentir nada igual desde entonces.

Entonces no me lo pensé ni un segundo, la gire la mire directamente a los ojos y la pregunte:
-¿Quieres salir conmigo? Y ¿ayudarme en la difícil tarea de sentar la cabeza?
A lo que ella me respondió y por lo que dio que es merecedor de mención:
-Con todas las tías con las que he hablado, me han dicho que eres un cerdo, pero, como conmigo aún no lo has sido, te daré una oportunidad.

Con esto quiero dejar claro, que ella me importaba muchísimo desde el principio, que le entregaba todo sin esperar anda a cambio, que me desvivía por ella y que pensaba que sería la mujer de mi vida. Por eso me dolió tanto lo que me hizo, por eso creo que pude serle infiel sin tener remordimientos, por eso me arrepiento de haberle dado lo mejor de mí.

Era un día como cualquier otro, ni me acuerdo de si entre semana o no. Estaba tirado en mi cuarto cuando recibo un mensaje de Ziannia, creo que podrán pasar años y seguiré sin olvidar aquel puñetero mensaje, a veces pienso que ojalá nunca lo hubiera leído, ese fue el comienzo del fin, sin darme cuenta mermó toda la confianza que yo tenía en ella, por más que me recordaba a mí mismo que se lo había perdonado, no hacía más que reconcomerme por dentro. Nunca debí “perdonar” aquello, me habría ahorrado años de comederas de tarro. El mensaje decía solo esto: Lo de liarnos depende de ti, porque tu tienes novia y a mi no me gusta meterme en medio de una relación. Pero fue suficiente para tirar por la borda toda mi confianza y mi amor ciego por ella, ciego si que debí estar por no verlo. Me quede mudo, al principio no entendí el mensaje, pero cuando lo volví a leer la llame hecho un manojo de nervios.

-¿Se puede saber que significa este mensaje? La pregunte con un tono que reflejaba claro que no estaba para tonterías.
-¿Qué mensaje?, yo no te he enviado ningún mensaje- me dijo pensando que decía la verdad.
Se lo leí en voz bastante alta y nerviosa, no me hizo falta mirarlo, se me había quedado grabado a fuego en el corazón, y supongo que en cierto modo ahí sigue aún, a modo de aviso, de lo que me puede pasar si bajo la guardia de nuevo, y le abro mis sentimientos a alguna mujer.
-¿Qué? No, yo, a ver.- No sabía ni que decir hasta que cayo en la cuenta que se había equivocado y me lo había enviado a mí por error
-¿Como que depende de él porque tiene novia? ¿Acaso tu no tienes novio?-

Si la hubiera tenido delante la hubiera estado gritando, no recuerdo haber estado mas enfadado en mi vida. Me sentía engañado, me sentía como si no valiera una mierda. Yo creo que se puede ser infiel de muchas formas y esa era una. Y lo que mas me jodía era que me había dejado con la duda para siempre. Ya que aunque me dijo que no era lo que parecía (si uso esa frase, si es que encima no tenía ni imaginación) que no quería liarse con el, que solo estaba tonteando, que hacía mucho que no tonteaba con nadie y lo echaba de menos. La verdad es que ahora al recordarlo, creo que simplemente ese comentario ya tenía que haberme animado a mandarla a paseo, porque no sé vosotros, pero alguien que sale con otra persona y echa de menos flirtear, se merece patada en el culo y así deja de echarlo de menos. Si la hubiera pillado engañándome, habríamos cortado y listo, pero realmente aún no había hecho nada, bueno nada físico al menos, pero como digo se puede ser infiel de mucha maneras, así que me convenció para que la perdonara, que no lo volvería hacer, mas bien me deje convencer, la quería demasiado para dejarla marchar. El problema radicaba en que en cualquier momento podía echar de menos de nuevo el tontear.


No quiero justificar los cuernos que le puse, con ese mensaje. Solo que entendáis porqué me resulto tan fácil ponérselos y mirarla a la cara como si nada hubiera pasado, supongo que fue como si mi subconsciente le devolviera la moneda. Seguramente y aunque me niegue a reconocerlo la deje de amar en ese mismo momento. Ahora tal vez no me veías tan cerdo como hace un par de minutos. Ella me traicionó, ya no la debía nada, ni mi pasión, ni mi sinceridad, nada. No la culpo, empezcamos cuando solo tenía 16 años, vamos siendo una cría, a esas edades no se sabe lo que se quiere y no creo que me quisiera hacer daño a propósito. Sí, no me avergüenza reconocer, que me hizo muchísimo daño, yo creo que mas incluso, que si hubiera consumado la infidelidad. Tal vez suene hipócrita decir que me dolió mucho y luego engañarla yo. Pero lo mío fue una sucesión de hechos, las dos primeras veces, en las fiestas de Hortaleza, no busqué serle infiel, como hizo ella, que fue premeditado, simplemente sucedió. Diréis, sí, ¿y con Esther?, pues aunque suene a excusa que tira para atrás, supongo que al haberla sido infiel y no tener remordimientos, me impulsó a ir un paso mas allá y decidí buscarlo. ¿Qué por qué seguí con ella cuatro años más? No sé la respuesta, a lo mejor me engañé a mi mismo haciéndome creer que lo olvidaría, cosa que al final no sucedió. Tal vez no quise reconocer la verdad y viví en la mentira, buscando mi felicidad. Lo único que sí se a ciencia exacta, es que, es muy fácil mirar atrás y ver los errores cometidos, pero es muy difícil verlos cuando los cometes.

Eres abiert@ en materia sexual